17 jul 2009

El obstáculo

En estas vacaciones estoy leyendo: "Crónicas y cuentos de Amado Nervo", y realmente me estan gustando mucho. Me encanta la claridad y sencillez en sus relatos, la forma en que describe el entorno y su humor (quizá hasta sarcasmo... je). Total Nervo se esta convirtiendo en uno de mis escritores favoritos. Aqui una muestra, la forma en que presenta la conclusión me encanta:



Por el sendero misterioso, recamado en sus bordes de exquisitas plantas en flor y alumbrado blandamente por los fulgores de la tarde, iba ella, vestida de verde pálido, verde caña, con suaves reflejos de plata, que sentaba incomparablemente a su delicada y extraña belleza rubia.
Volvió los ojos, me miró larga y hondamente y me hizo con la diestra signo de que la siguiera.
Eché a andar conpaso anheloso; pero de entre los árboles de soto espeso surgió un hombre joven, de facciones duras, de ojos acerados, de labios imperiorosos
-No pasarás- Me dijo, y puesto en medio del sendero abrió los brazos en cruz.
-Sí pasaré- respondéle resueltamente, y avancé; pero al llegar a él ví que permanecía inmóvil y torvo.
-Abre camino- exclamé.
No respondió.
Entonces impaciente, le empujé con fuerza.
No se movió.
Lleno de colera al pensar que la Amada se alejaba agachando la cabeza embestí a aquel hombre con vigor acrecido por la desesperación: más el se puso en guardia y, con un golpe certero, me hechó a rodar a tres metros de distancia.
Me levanté maltrecho y con más furia aún volví al ataque dos, tres, cuatro veces; pero el hombre aquel cuya apariencia no era de Hércules, pero cuya fuerza esra brutal, arrojóme siempre por tierra, hasta que al fin, molido, deshecho, no pude levantarme...
¡Ella en tanto se perdía para siempre!
De muy lejos mem envió una postrer mirada de reproche.
-¿Me dejas partir?- parecía decirme
Aquella mirada reanimó mi esfuerzo e intenté aún agredir a aquel hombre obstinado e impasible, de ojos de acero; pero él me miró a su vez de tal suerte, que me sentí desarmado e impotente.
Entonces una voz interior me dijo:
-Todo es inútil; nunca podrás vencerle!
Y comprendí que aquel hombre era mi Destino.

Amado Nervo
tomado sin permiso de cuentos y crónicas de Amado Nervo

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