18 oct 2016

O Canada: Victor's Bakery and El Regio

Al final del doctorado estaba casi seguro de que no volvería jamás a Canadá... Así que decidí hacer un tour de este a oeste durante mi última semana en esas hermosas tierras. Empaqué TODAS mis pertenencias terrenales en mis dos maletas  y backpack que me acompañaron por los casi cuatro años de doctorado.

Compré un boleto de solo ida de Ottawa a Calgary en autobús. Cruzamos Ontario, Manitoba, Saskatchewan para finalmente llegar a Alberta. En el camino, pasamos por una cantidad enorme de pueblitos bonitos; incluyendo el pueblo donde nació Winnie de Pooh --el verdadero! Conocí de pasada las capitales de casi todas las provincias del centro y este en Canadá.



En Brandon, Manitoba hicimos una parada "larga" de 30 minutos. Ahí encontré el Deli de sandwiches más sabrosos del mundo y mientras estiraba las piernas me encontré con una cafeteria latina: Victor's Bakery. Su dueño un hondureño que al notar que también yo era latino me hizo plática, me invitó un café y me presentó a su esposa. Me trató como si fuera su paisano, hospitalidad latina. Me contó de como los mexicanos le enseñaron el oficio de panadería y de como llegó a Canadá, primero a trabajar en una fábrica para después poner su negocito.  Como todo latino en Canadá bromeó sobre los inviernos crueles pero me hizo notar que  dada

la situación de su país los inviernos era soportables. Si alguien visita Brandon, no olvide pasar por la panadería de Víctor.

Después de las horas de viaje que traía encima esos escasos minutos de plática me parecieron fabulosos. Me entretuve tanto platicando con Víctor que cuando regresé al camión ya estaba a punto de salir y por poco me deja.

Al segundo día de viaje en autobús me parecía que llevaba SEMANAS en el camino; saltando de camión en camión, desvelado y con un dolor en el trasero y espalda insoportables. La primera parte del viaje duró dos días y medio. Para cuando llegué a Calgary había perdido la noción del tiempo y había comido tantas hamburguesas en A&W que creo gané medio kilo de peso sólo esos dos días. 



Pasé tres días en Calgary, "re"-visité su bonita universidad, el downtown, la casa donde viví mis primeros seis meses en Canadá, la iglesia a la que asistí durante ese tiempo y por supuesto fuí a Banff!! Cuatro años después había regresado a ver esos paisajes de belleza insuperable.  No existe lugar más hermoso! Sus montañas, el color de sus ríos, lagos y árboles  te cautivan de una manera única. Después de visitar Banff es imposible no querer regresar.

Por desgracia no pude contactar a Ted y Bonnie. La pareja canadiense que me "adoptó" durante mi estancia en Calgary y que hicieron de ella una experiencia inolvidable. Pero de eso escribiré quizá después.



Cuando llegó el momento de partir fui a la terminal para montarme de nuevo al autobús. Me esperaba otro viaje de 17 horas... y fue ahí cuando me encontré con un Regio. Un mexicano que al verme se dio "color" de eramos paisanos. El regio era un trabajador de la construcción que llevaba bastantes años viviendo en Canadá y que había ido a "probar suerte" en Calgary. El sujeto resultó ser tan chistoso al contar sus vivencias que ni sentí las 17 horas de viaje. Eso sí, era tan gritón que creo a varios incomodamos en ese autobús.

El regio había ido a Calgary con la promesa de que lo emplearían en una construcción pero resultó que siempre no se armó el "jale"... se habia ido de Vancouver sin permiso de su mujer... cuando yo lo encontré en la estación de autobús le pedía perdón a su mujer y además le pedía que le enviara unos dólares para poder regresar a Vancouver... chale. Como casi todo latino que conocí no pensaba regresar a México, en donde no tenía futuro. Había trabajado de mensajero y su pobre salario no le alcanzaba para nada. En Canadá tenía una vida mejor.

Diecisiete horas después  el autobús llegó a Vancouver y cada quien partió por caminos distintos: el a que lo regañara su mujer y yo a disfrutar de Vancouver por ultima vez... Dejo algunas fotos.








Por ser desde pequeño un mal agradecido, creía que volvía a mi país con las manos vacías... o almenos sin haber obtenido cada una mis metas ambiciosas. Ese pequeño viaje me ayudó a ver que no era así. Había aprendido bastante esos años, regresaba creo yo como una persona distinta, habiendo hecho nuevos amigos y con un montón de vivencias que ayudarón a formar mi carácter y hasta con un título de doctorado en la mochila.

Como quisiera volver a Banff!





ga